La Colmena fue el hogar de obreros y militares


 

La Colmena es uno de los sectores más grandes del Centro Histórico; está conformado por 10 barrios: Colmena Alta, Colmena Centro, Colmena Baja, Nueva Aurora, Nueva Colmena, Comité 7 de abril, Los 2 Puentes, Ciudadela Bermeo, San Diego y Santa Lucía.

La zona nació a principios del siglo XX como parte del proceso de migración emprendido por los moradores del casco antiguo de la urbe hacia los extremos de la misma, en un fenómeno similar al ocurrido en La Mariscal. Pero a comparación de esta, que albergó a las familias pudientes, en La Colmena se asentaron obreros, militares y también personas de otras provincias.

El nombre del sector, según el libro La Colmena, Memoria Histórica y Cultural se debe a varios factores. Uno de ellos fue que a principios de la anterior centuria, el lugar estaba lleno de bosques y había cientos de panales de abejas o colmenas; de igual manera, otra versión señala que cuando el lugar empezó a poblarse, había cientos de casas blancas que le daban ese aspecto.

El proceso de poblamdo de la zona se produjo a partir de la segunda mitad del siglo XX, cuando la mayoría de quintas y bosques que la formaban fueron lotizados; además, se rellenó la quebrada del mismo nombre.

Antiguos vecinos aseguran que al inicio no era fácil vivir allí, pues a pesar de la existencia de cierta cercanía con el centro de la ciudad, no había caminos ni medios de transporte adecuados.

“Recuerdo que todos los caminos tenían tierra. Las casas eran de adobe y ladrillo y tenían jardines con grandes rosales en un principio. Y como esto todavía era campo, en la mayoría de casas había animalitos en los corrales como vacas, cerdos, etc. La agricultura también era parte de las actividades diarias de los moradores”, comentó Guadalupe Campaña, una pobladora de La Colmena Alta desde hace 65 años.

Pero uno de los factores que influyó en el crecimiento de La Colmena, al igual que en el de otros sectores como el barrio América, La Villaflora, La Madgalena, San Juan, entre otros, fue el inicio del proceso de explotación petrolera en la década de los setenta pues a raíz de él, los distintos gobiernos empezaron a construir obras de gran magnitud en la capital.

En el caso específico de La Colmena, las obras que transformaron la vida del barrio fueron la construcción de los túneles de San Juan, San Roque y San Diego y de la avenida Mariscal Sucre. A partir de aquella época, el sector tomó auge y las viviendas empezaron a extenderse hacia la calle Yaguachi, al sur, y hacia San Roque, al norte.

Una de las partes más antiguas es La Colmena Alta, limitada por las calles Cestaris, Concepción, O’Learry y Miller. Esta zona se asienta sobre los predios que pertenecían a la exhacienda Rosario; dichos terrenos estuvieron, en su momento, entre los preferidos para vivir debido a su relativa cercanía con el Centro Histórico.

Sobre este punto, los primeros habitantes todavía tejen recuerdos. “Poco a poco nuestros padres dejaron de lado la agricultura, consiguieron nuevos trabajos, especialmente en los negocios del centro. Mis padres tenían un almacén en la calle 24 de Mayo, que antes era muy alegre; había movimiento. De niño me encantaba ir allí. Mis papás salían muy temprano a trabajar; yo cocinaba su almuerzo y bajaba a la 24 para entregarles la comida”, comentó Jorge Molina, residente desde hace más de 50 años.

Algo que se ha ido perdiendo en el barrio con el paso del tiempo es la unión entre vecinos. Los moradores más antiguos comentan que, en efecto, una de las particularidades de La Colmena era la solidaridad que mostraban las personas en actividades tan disímiles como la construcción de obras comunitarias, así como en la organización de eventos festivos, culturales y deportivos.

“Uno de los recuerdos más bonitos que tengo es que por allá, por la década de los setenta, cuando no toda La Colmena tenía servicios básicos, muchas familias nos ayudábamos para traer agua desde una fuente que había atrás del convento de San Diego. Con el paso del tiempo logramos que el Municipio nos diera agua y luz, pero nosotros éramos quienes desde la Cantera, en la parte alta de San Roque y San Diego, traíamos los postes”, comentó Alfonso Ruiz, un vecino.

De acuerdo con la mayoría de pobladores, a pesar de cierta ‘mala fama’ (mala prensa, la denominan algunos), La Colmena es un barrio tranquilo, que no tiene grandes problemas de inseguridad actualmente. Atribuyen esta situación a que durante la administración municipal de Paco Moncayo lograron la construcción de una Unidad de Policía Comunitaria (UPC).

Aída Molina es una antigua habitante de La Colmena Central y la actual secretaria del comité barrial, ella comentó que en el sector no hay problemas de inseguridad pues cuando los vecinos ven a personas ajenas dan parte a la Policía y, en algunos casos, les invitan a salir de la zona.

Tomado del Telegrafo; articulo completo en: https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/quito/1/la-colmena-fue-el-hogar-de-obreros-y-militares

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